miércoles, 14 de agosto de 2013

La extremaunción de BlackBerry: un caso para el Teniente Colombo

¿Ha sido un asesinato o el resultado de estrategias corporativamente autodestructivas?

Aclaración para los no familiarizados con ciertos ritos de la religión católica (hay lectores de este blog en áreas dispares del planeta): cuando un creyente se halla en estado muy grave, hasta el punto de que su vida corre serio peligro, se llama a un cura que le administra el sacramento llamado de la extremaunción; uncido con la bendición sacerdotal, se le encomienda al creador en la esperanza de que sea recibido, en caso de óbito, con la máxima indulgencia.


No muy diferente parece el estado estratégico de la empresa canadiense conocida como Blackberry, antes llamada RIM (Research In Motion). Esta semana la empresa que dirige Thorsten Heins ha anunciado la constitución de un comité para explorar todo tipo de alternativas estratégicas para el futuro de la compañía, incluida, por supuesto, su venta a otra empresa. No es la clase de decisión que adopta una empresa en la cresta de la ola, sino más bien todo lo contrario. Los gestos de desdén de todo tipo de analistas del sector hacia el futuro de Blackberry predominan sobre cualquier otro sentimiento. Jean-Louis Gassée, una de las muchas mentes brillantes en torno a Silicon Valley,  ha sido tal vez el más cáustico: comprar Blackberry sería un acto de necrofilia. "From RIM to RIP", titula el Telegraph en Londres. No se trata ahora de comenzar a dar cifras: la empresa lleva demasiado tiempo perdiendo dinero habiendo comenzado como uno de los creadores del producto electrónico ahora favorito del mundo: el terminal móvil. Interesante.

Tenemos, pues, un cadáver, o si se quiere, un cuerpo cuya vida está en grave peligro y con limitadas posibilidades de supervivencia. No nos extrañaría que en tales circunstancias hiciera acto de presencia un policía desgarbado, preguntón y un poco pesado como el Teniente Colombo, un personaje de serie policíaca de aquellos tiempos en los que Televisión Española era forzosamente la mejor televisión de España.


Se me ocurre que el policía debería en primera instancia preguntarse qué tipo de asunto tiene enfrente. No es lo mismo un asesinato premeditado que un homicidio en defensa propia, un accidente que un suicidio o una muerte natural.

¿Cuál era el negocio de Blackberry y quién se lo arrebató? ¿Quiénes eran sus clientes? Blackberry comenzó orientado al servicio de empresas y de profesionales, se dotó de un conjunto de servidores propios capaces de comunicar mensajes escritos entre terminales móviles, en los que se podía escribir por unas diminutas teclas de plástico, mediante una tecnología propia, que se situaba más allá del SMS, y que ofrecía a sus clientes a un precio muy competitivo. En esos terminales los usuarios podían, además, hablar por teléfono. A principios del siglo XXI no había nada más trendy en la City de Londres que un tipo empuñando su Blackberry camino de, pongamos, la estación de metro de Moorgate.


El mercado fue cambiando, en unas cosas para bien y en otras para mal desde su perspectiva. Los usuarios se acostumbraron al uso de los mensajes de texto más allá de lo que tuviera que ver con los negocios, y el público cambió: los teenagers se sumaron a los usuarios de cuello blanco. Pintaba bien.

La parte buena es que todo lo relativo a la creación y circulación de contenidos pasaba por el teléfono. La parte mala es que casi nada de lo que tenía un dispositivo Blackberry era de gran utilidad para los usuarios orientados al consumo de contenidos en movilidad. Y lo peor de todo: o en RIM no lo vieron, o no quisieron verlo, y en todo caso cuando lo hicieron todo lo encaminado a superar el problema sucedió demasiado despacio.


¿Y los competidores de Blackberry, en qué estaban por aquellos tiempos? Algunos pasaban del fenómeno móvil, pensando que no sería más que una parte residual de su negocio (Microsoft), y al final  terminan como perdedores en el nuevo entorno de circulación de contenidos. Otros, los creadores primigenios del mercado de la movilidad (Nokia), lentos de reflejos y muy seguros de sí mismos, se ven abocados a alianzas que les dejan sin identidad de marca, sin tecnología y sin mercado. Los hay que se las dan de querer cambiar el mundo (Apple) y terminan por lograrlo, creando desde casi cero un ecosistema de contenidos basado en un aparato de limitadas prestaciones (el iPhone) pero capaz de generar grandes expectativas entre sus clientes. El gran triunfador (Google) replantea su compañía de arriba abajo, se moviliza y gracias a Android antes de haber vendido el primer teléfono bajo la marca Google ya lidera el mercado. Hay más estrategias: Amazon se reinventa como vendedora de sus propios tablets, Facebook incorpora lo móvil a todo lo que hace, Palm fracasa en su transición tecnológica, etc. Muchas historias que darían, tal vez darán, para escribir y escribir.

Por cierto, ¿qué ha pasado con la base de clientes de aquellos Blackberry? Los del mundo de los negocios blanden ahora un iPhone o pongamos un Samsung con pantalla táctil de no menos de 4 pulgadas. Lis frikis de los mensajes hace tiempo que se dieron cuenta de que no era necesario pagar por los servidores de mensajes de Blackberry, porque con una cuenta de datos con cualquier teléfono de ahora existen servicios -las aplicaciones llamadas de mensajería OTT- tipo WhatsApp, Line u otros, que le permiten mandar mensajes de textos y muchas cosas más. Algunos echan de menos el teclado físico de su Blackberry, pero las nuevas pantallas son luminosas, grandes, y la interfaz multitáctil termina por ser una ventaja que se sobrepone a todo lo que se ha dejado atrás. Ah, y tanto Google Play como App Store tienen en sus tiendas cualquier aplicación de las que hacen falta, y cada vez más soluciones para el mundo de la empresa.


Cuando en los confortables despachos canadienses de RIM se dieron cuenta del nuevo entorno ya era demasiado tarde. Cambiar el nombre de la empresa a Blackberry no estuvo mal; lanzar un nuevo sistema operativo y una nueva generación de terminales con interfaz multitáctil era necesario, pero, quizás too little too late. Ahora venden la viabilidad de la empresa hablando de conceptos tan sexis para los tiburones de las finanzas como "interesantes opciones a largo plazo". A ver quién se atreve ahora con ese marrón llamado Blackberry.

Es probable que tras esta sucesión de preguntas y algunas de las respuestas nuestro Teniente Colombo haya terminado harto del asunto, deje por imposible de momento las respuestas definitivas y se meta en su sedán cochambroso camino de casa a ver alguna película pirateada en el emule. Y allá los canadienses de marras con sus asuntos.

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