jueves, 28 de noviembre de 2013

El declive de Apple: una noticia, tal vez, exagerada (respuesta a S. McCoy-1)

Siempre es interesante leer a S. McCoy, pseudónimo que, no es ningún secreto, corresponde ni más ni menos que a Alberto Artero. Artero es uno de los cerebros detrás del éxito de El confidencial y una vez mencionada la marca no merece la pena extenderse en elogios.
Artero está al frente de la gestión de el Confi, mientras que su alter ego McCoy tiende a escribir sobre mercados financieros y economía en general. Esta vez se ha ocupado del ecosistema móvil en sus aspectos más estratégicos, lo que sin duda complementará el interés de un cuerpo de lectores acostumbrado más a las noticias sobre gadgets que a observar el revés de la trama del asunto.




McCoy titula: "Bye-bye Apple, la primacía de Android en cifras", y aporta para ello un conjunto de cuadros que le llevan a concluir: que el negocio de Apple está seriamente amenazado por el robusto crecimiento de Samsung como vendedor de dispositivos; que en el mundo hay de largo más terminales Android que Apple; que la capacidad de monetización de las aplicaciones Android está a punto de igualar a la de las de la plataforma iOS de Apple; y que esta hegemonía de Android se extiende al mundo tablet, donde el iPad de Apple lleva las de perder.
Los datos de McCoy son nobles y están bien enlazados, pero tal vez el modo en que presenta sus afirmaciones nos lleve a conclusiones precipitadas, que dejan de lado consideraciones de estrategia de empresa y de estructura de cada una de las plataformas que nos dan como resultado un panorama demasiado sesgado hacia un declive de Apple que está por demostrar. Vamos, que me viene a la memoria aquella nota de Mark Twain cuando leyó su propio obituario en el New York Journal y respondió: "la noticia de mi muerte me parece una exageración".



Dicho esto, aprovecho el post de McCoy para cuestionar algunas de las verdades que expone. Sus aseveraciones toman como base un documentado informe de Business Insider (BI) que merece todo el interés (gracias McCoy/Artero por la recomendación).
Lo primero que hay que observar es que, a mi juicio, no se desprende de la magnífica y extensa presentación de BI que Apple haya entrado en declive. Creo que McCoy no valora en su debida medida el papel de la estructura interna de cada plataforma en la circulación de contenidos y por tanto en su monetización.

Apple y Samsung
Samsung es el primer fabricante mundial de teléfonos móviles. Cada día vende un millón de smartphones, según estimaciones generalmente fiables de Tomi Ahonen. Ese mismo analista prevé por primera vez que Apple ceda un punto de cuota de mercado global este año, por primera vez en su historia.
Pero Apple hace años que dejó de ser una empresa totalmente dependiente de sus ventas de dispositivos. Desde principios de siglo vende contenidos, comenzando por música -ahí está el iTunes store-, libros... y apps. No hay más que preguntar a nuestro alrededor: la mayor parte de los usuarios de Android que conocemos jamás se han descargado una aplicación de pago, mientras que es raro encontrar un solo poseedor de iPhone que aún no haya pasado por caja en el Apple App Store. Y en el caso de que las cosas se pudieran más difíciles, Apple siempre tiene dos ases en la manga: reducir precios, ya sea por la vía de limitar sus márgenes o simplemente poner en el mercado terminales de prestaciones más modestas -por ejemplo, jugando con la rapidez del procesador o con la calidad o el tamaño de la pantalla, por ejemplo-.



Para Google, el líder de Android y del Google Play Store, la lentitud en el desarrollo del mercado de aplicaciones de pago no es tan grave: mucho más del 90% de las búsquedas en móviles son suyas, y eso es dinero en la mano en anunciantes globales y locales, grandes y pequeños.
Por otro lado, Samsung lidera el espacio Android, pero se trata de un liderazgo tan sólido ahora coo incierto a largo plazo. Android seguirá liderando el mercado de sistemas operativos móviles por mucho tiempo, pero sus usuarios deciden cada 18-24 meses qué Android van a tener: ¿Actualiza Samsung el sistema con la debida diligencia? ¿Fuerza la obsolescencia de smartphones perfectamente capaces de mantenerse al día por la vía de no actualizar el sistema? A diferencia de lo que pasa con los PC, generalmente la actualización del sistema no está en manos del usuario sino del fabricante del teléfono.


Además, Samsung, que sigue siendo líder en la venta de teléfonos no smartphone, está a punto de lanzar su propio sistema operativo, Tizen, apoyado en sólidos fundamentos tecnológicos y con una capacidad de arrastre fuera de toda duda. Asiáticos, africanos y habitantes de las Américas acostumbrados a teléfonos Samsung de gama media-baja son público objetivo de Tizen. Si la operación Tizen se consolida, ¿no sentirán los coreanos la tentación de favorecer la migración a su propia tecnología de sus clientes Android?
Son elementos a mi juicio lo bastante relevantes como para no dar la partida por cerrada, estratégicamente hablando.

La primacía de Android: cara y cruz
El principal problema de monetización de las aplicaciones de Android tiene un nombre: fragmentación ¿Alguien se imagina que la última versión del iOS de Apple estuviera rodando en solo un 2,3% de los dispositivos activos en el mercado? Pues esa es exactamente la situación, según los propios datos de Android a 1 de noviembre de 2013: la penúltima versión, 4.3., conocida como Gominola, no llega el 3%; de la 4.4. o KitKat ni aparecen datos todavía.



Encuestas a desarrolladores aparte, este no es el mejor panorama para emprender desarrollos de altas prestaciones en una plataforma móvil, por más millones de usuarios que tenga. Más de una cuarta parte de los usuarios siguen con la versión 2.3. o Gingerbread, que data de 2010. Otro 20% está varado en Ice Cream Sandwich, la versión 4.0., que tiene más de dos años ¿Cuántas actualizaciones de YouTube, Flipboard, Dropbox o TVE se han quedado privadas de prestaciones básicas por culpa de  la no actualización? El dinero que ganan los fabricantes de teléfonos Android de gama media -a veces incluso modelos de Samsung o de HTC- provocando la obsolescencia de sus terminales puede ser una invitación a cambiar de marca en futuras ocasiones y supone, en todo caso, un perjuicio para los creadores de contenidos y aplicaciones, que desconocen el alcance de cada versión de app que ponen en el mercado.

Hay más cuestiones que plantea Artero-McCoy en su artículo, que voy a tener que responder en un post más adelante. Prometo hacerlo pronto. Enhorabuena y gracias a los que hayáis llegado hasta aquí.


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